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Duelo: comprender el dolor y aprender a acompañarlo

Hablar de duelo nunca es sencillo. Nuestra sociedad tiende a evitar el tema de la muerte y las pérdidas, como si ignorarlas nos protegiera del sufrimiento. Sin embargo, tarde o temprano, todas las personas nos encontramos con situaciones que nos confrontan con la ausencia: la muerte de un ser querido, el final de una relación, un cambio vital profundo, una enfermedad o incluso una mudanza que nos separa de lo conocido.

Según la Organización Mundial de la Salud, estas experiencias de pérdida tienen un fuerte impacto en la salud mental y emocional.

El duelo es un proceso natural que nos invita a transformar nuestra vida y a encontrar un nuevo sentido en medio de la pérdida.

¿Qué es realmente el duelo?

El duelo es la respuesta natural que surge cuando perdemos algo o a alguien significativo. No es una enfermedad ni un signo de debilidad, sino una experiencia humana universal que atraviesa nuestra mente, emociones, cuerpo, vínculos y espiritualidad.

Aunque lo asociamos principalmente con la muerte, también puede aparecer en otras circunstancias: una ruptura amorosa, la pérdida de salud, la jubilación o incluso un cambio de país. Todas ellas tienen algo en común: nos obligan a adaptarnos a una vida distinta a la que teníamos antes.

Durante este proceso, es normal experimentar tristeza, rabia, confusión, insomnio o pensamientos recurrentes. Lejos de ser síntomas patológicos, son parte del camino hacia la integración de la pérdida y, en muchos casos, pueden beneficiarse del acompañamiento psicológico en duelo para facilitar la adaptación.

Creencias sobre el duelo y lo que realmente ayuda

Alrededor del duelo circulan muchas ideas que, aunque bien intencionadas, pueden dificultar el proceso.

Una de las más extendidas es pensar que “el tiempo lo cura todo”. La realidad es que el tiempo por sí solo no sana; lo que ayuda es poder elaborar la perdida, el cambio, darle un espacio y sentirse acompañado. Aquí es donde el acompañamiento profesional en procesos de pérdida puede convertirse en un recurso valioso.

También es común creer que lo mejor es distraerse para “no pensar”. Sin embargo, evitar el sufrimiento lo prolonga. Lo mismo ocurre con frases como “debes ser fuerte” o “la vida continúa”: lejos de acompañar, invalidan la experiencia del doliente.

En realidad, cada duelo es único. No hay tiempos marcados ni formas universales de transitarlo. No se trata de olvidar a quien o qué hemos perdido, sino de aprender a recordarle sin que el dolor sea incapacitante.

Cómo acompañar a alguien en duelo

Cuando alguien cercano atraviesa una pérdida, a menudo queremos ayudar pero no sabemos cómo. El miedo a decir algo inapropiado o a no estar a la altura nos paraliza, y esa distancia puede hacer que la persona en duelo se sienta aún más sola.

Acompañar no significa tener respuestas. A veces basta con decir: “No sé qué decir, pero estoy aquí contigo”. Escuchar con atención, respetar los silencios y permitir que el dolor se exprese libremente son gestos que sostienen mucho más que cualquier consejo. En algunos casos, invitar a la persona a buscar acompañamiento especializado en duelo puede ayudarle a contar con un espacio seguro donde expresar lo que siente.

Los rituales también tienen un papel fundamental. Encender una vela, mirar fotografías, acudir al cementerio o conservar objetos significativos ayudan a elaborar la pérdida y a encontrar sentido en lo vivido. No son señales de debilidad, sino maneras de honrar la memoria y de integrar la ausencia.

Lo esencial no es hacer desaparecer el sufrimiento, sino mostrar que no hay que atravesarlo en soledad.

Terapia Gestalt y duelo: un enfoque para comprender y sanar

Desde la Terapia Gestalt, el duelo se comprende como una experiencia que necesita ser vivida y expresada plenamente en el aquí y el ahora. El acompañamiento terapéutico pone el acento en la escucha desde la presencia, en el respeto por los silencios y en la validación de las emociones tal como surgen.

El terapeuta no busca apresurar el proceso ni dar explicaciones rápidas, sino ofrecer un espacio seguro y auténtico donde la persona pueda ser ella misma sin juicios ni exigencias. En ese clima de confianza, el dolor se vuelve más habitable y, poco a poco, va transformándose en recuerdo integrado.

Duelo y psicoterapia: un camino hacia la transformación

El duelo es un proceso que nos recuerda nuestra vulnerabilidad y, al mismo tiempo, la fuerza de los vínculos que dan sentido a nuestra vida. Permitirse sentir, recordar y elaborar el dolor es una forma de honrar lo que hemos perdido y de abrirnos a seguir viviendo con más conciencia y profundidad.

En Kayrós creemos que el duelo, cuando es acompañado con respeto y compasión, puede convertirse en una experiencia transformadora. Nuestro equipo ofrece un espacio seguro, humano y profesional para transitar este y otros procesos de psicoterapia.

Si estás atravesando una pérdida o deseas apoyar a alguien en este camino, podemos acompañarte. Descubre más sobre nuestro enfoque en nuestras consultas de Psicoterapia de Kayrós.

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